16 abril 2014

Palabras.

Siempre pensé que había ojeras que decían más que meras palabras. Los nervios le recorrían el cuerpo las 24 horas del día sin parar, no podía evitar esa sensación. Parece fácil decirlo o recordarlo sin derramar una sola lágrima, pero no lo era. Quizás era el mayor reto que tendría que superar en toda su vida y con certeza en los últimos años. No entendía el por qué aunque no hubiera momento del día en que su mente no se lo preguntase. Habían pasado dos años. Dos años de ilusiones, sentimientos, añoranzas...de todo. Pero no de decepciones reales como las de ahora. Es como si estuviese en un pozo sin fondo, en un vaso que se colma por una gota constante. Habían podido con todo menos con ellos mismos. Y esto era lo más triste de esta historia. El respeto y la confianza es la base principal de absolutamente todas las relaciones que se quieran conservar y esto aquí ya no existía. Es muy triste tener que escribir en un folio los sentimientos que se han desvanecido en parte, pero que nada podrá apartarlos propiamente de su lugar. Palabras.