30 diciembre 2012

No he encontrado una bonita forma de empezar, así que empiezo a mi manera. Este 2012 empezó siendo un año en el que pensaba que todo seguiría su curso, su tremendo mal curso. Pero no, este año me ha sorprendido muy por encima de mis espectativas. Empezando el año no de muy buena forma para qué vamos a engañarnos; de repente comencé a pensar de manera distinta y a pensar un poco más en mí y en lo que realmente quería en mi vida. Comencemos a escribir desde donde realmente vale la pena. Desde mis días contigo en adelante. No puedo ocultar que me has cambiado la vida, sacándome de un pozo sin fondo en el que no encontraba salida; en realidad, ya me la habías cambiado desde antes, pero este año ha sido un giro de 360º en mi vida, es mis ilusiones, mis esperanzas y mis sueños. Hace ya casi 7 meses que empezó lo que toda la gente llama felicidad, por mi/nuestra manera llamada ítem&9. Cada día me levanto con ganas y fuerzas para afrontar el día, por que esta persona me da el amor necesario para poder afrontarlo.


Este año se fueron personas cercanas a mí de mi vida, espero que estén siempre cerca mía estén donde estén por que tienen hueco en mi corazón.
Como me dijo alguien... este está siendo tu año. Lo más curioso es que lo dijo al empezar, sin saber lo que nos iba a deparar a ambos. A mí y se que a ti, la felicidad.
Por lo demás, mi familia, amigos, personas importantes para mí me he ido dando cuenta, poco a poco quienes merecen la pena y los que no, no importa, no son personas importantes para mí.
Mi entrada está centrada en alguien, tiene protagonista, puesto que es lo más importante.


06 diciembre 2012

Mirror.

El primer paso era quererse y ese ya lo cumplían desde hace mucho tiempo. Pudiera ser que no hubiera forma alguna de romper el sentimiento o que eran tan fuertes juntos como ni ellos mismo sabían. La latitud norte del sentimiento es mayor que ellos.
Tenían demasiados sueños a los que se habían aferrado todo este tiempo. Los sueños de uno se convertían en el oportuno deseo de realizarlo en el otro y viceversa. Ambos tenían las cosas claras aunque a veces chocaran, como pasa en todo, y a todos. Querían recibir de forma directa el cariño que sentían en una noche juntos donde uno de sus sueños pudieran hacerse realidad al ritmo y son de esas canciones jodidamente oportunas que en ese momento escuchaban en la radio de la habitación de su hotel. Ya habían pasado varios años desde que empezaron a ver su amor el uno en el otro. Era el hotel más bonito de toda Sevilla, donde mejor se veían los edificios, el Nervión, la Giralda y las estrellas. Se concienciaban entre sábanas, sudor y amor de que todos sus días podrían ser así de perfectos. Eran felices, tal y como demostraban, tal y como querían y tal y como aseguraban. Suena el despertador y ésta vez, sin coger el avión se preparan para irse a la estación donde una hora más tarde él lleva en la espalda la pequeña maleta donde ambos guardan sus sueños, directos a Madrid.