20 mayo 2016

Libertad moral, vuelve

No me encuentro. No se tocarme y sentirme, no me veo en el espejo. Esa no soy yo. No me encuentro. No encuentro mis carcajadas al otro lado de la puerta, no encuentro mis ganas de continuar sintiendo nervios a destajo, no encuentro mi amor propio. No me encuentro. No encuentro el humor absurdo de mis pecas, no encuentro en mi cama la comodidad que me hace dormir bien, no encuentro el lugar donde encontrarme. Definitivamente, en la vida lo normal es cambiar: las personas cambian, las ideas cambian, las vivencias cambian. Yo quiero hacerlo, sin embargo, ¿cómo lo hago sin encontrarme? La vida me da la oportunidad de entenderme, de sonreirle sin parar, de pasear por calles italianas... No lo voy a desaprovechar.