El
amor de una noche de tu vida, el amor de un momento de tu vida, el
amor de una tarde de café...
El
amor de tu vida no es aquella persona con la que compartes miles de
momentos. En mi opinión no es alguien con el que estás muchos años
e incluso te casas y formas una familia. No es la persona con la que
compartes tu día a día, ni tampoco quien te trate con la dulzura
que siempre has querido que te tratasen. El amor de tu vida no es quien hace tus días amenos ni quien
convierte en positivo todo lo negativo o las tristezas en alegrías.
No es alguien que te bese intensamente ni quien te cale muy hondo. No
es necesariamente alguien muy parecido a ti ni por el contrario
alguien tan diferente a ti que os complementéis de forma perfecta.
Cuando lo encuentras lo identificas en una milésima de segundo.
Sabes que es él/ella porque no hace falta explicarle con palabras lo
que te hace sentir cuando te besa, porque es un sentimiento mutuo.
Significa que lo que estás viviendo no va a volver a ocurrir. Lo
sabes. No es alguien que reúna todas las cualidades que te parecen
adecuadas en una persona. Nunca querrás a otra persona de la misma
manera porque el amor de tu vida es quien te ha demostrado que tú
eres el amor de la suya.
Aunque
no sea para siempre,
aunque
no sea para toda la vida.