Me encanta llamar a mis pensamientos a gritos porque siempre me sorprendo a mí misma, siempre pienso cosas que no quiero pensar (relativamente) pero a veces es tan...confortable. Lo más parecido a comer churros con chocolate en tu cama cualquier mañana de noviembre en la que te sientas feliz. No busques sentido a lo que escribo, porque no lo tiene. No vale que ese sentido tenga nombre y apellidos (que no sean los tuyos), ya no. ¿Qué es eso de romantizar la dependencia emocional? A ver, explícame a qué gilipollas se le ocurrió, que ahora hay un rebaño de imbéciles que le siguen la corriente y por un momento pensé en unirme al grupo.
Ahora mismo me siento fuerte: me da igual todo, todos, tú y la vida que no quiero llevar. ¿Quién dice ego?
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