27 marzo 2018

Soy mujer; dime qué coño tengo que envidiarle a la puta primavera

Hay muy pocas cosas que no puedan arreglar una taza cargada de café y un buen libro. Hoy he comenzado a leer. Hoy he empezado a sentir entre las líneas mientras estos maravillosos rayos de sol entran por la ventana. Está bien, casualmente siempre escribo cuando estoy muy triste o muy feliz y pretendo que hoy sea uno de estos días. Una persona se construye poco a poco por lo que piensa, por lo que cree y por lo que hace. Hace mucho sé cual es mi meta en la vida además de ser feliz. La meta de la que hablo es ser libre. Empoderarme. Sentirte bien leyendo un libro que te de conocimientos y saberes para afrontar tu vida diaria. Aprender de otras personas y compartir momentos con cualquiera. Y sí, digo cualquiera porque cualquier persona puede aportarnos en nuestra vida algo que no sabemos y querríamos saber. Bien, hoy me he dado cuenta de que he llegado al punto de no retorno. Quiero continuar mi camino emprendiendo. A veces no vale sólo con tener buenas intenciones sino saber cómo guiarlas y actuar. No puedo permitirme dar la vuelta atrás, he sobrepasado las barreras, los límites, mi confianza. Hace un año no le veía sentido a nada, no estaba agusto conmigo misma ni con el mundo que me rodeaba pero he descubierto algo muy importante: el presente lo labra uno mismo, no podemos esperar que las acontecimientos vengan solos, hay que buscarlos e ir a por ellos. No dejo de pensar en que una mala decisión puede hacerme dar pasos hacia detrás pero, ¿si no arriesgo sería igual de feliz? Creo que esa es la pregunta clave en la vida. Sin duda no soy una persona a la que le gustan las cosas fáciles. Arriesgo y aprendo.

No hay comentarios: