No lo veían pero se querían.

Poco a poco, sintiéndolo. Así le besaba. El primer beso, ese que deja buen sabor de boca para siempre. Ya se habían conocido. Esto de salir años y años en el mismo grupo y no se habían dado cuenta que tenían su verdadero amor enfrente suyo. A veces tonteo, pocas caricias o un simple: ¡cógeme, que no tengo sitio!
En fin, se querían, como amigos. Pero ahora ese amor que parecía inexistente a ido creciendo poco a poco, o mucho más que eso. Intensificando los sentimientos y alargando las emociones. Se sentían bien, agusto. Un mensaje de buenas noches podía alegrarle la noche y parte del día siguiente. Verlo era darle un vuelco al corazón y sentir celos era sentir que lo quería. Siempre picándose entre ellos, como dos enamorados en la típica película. Pero ni una película podría compararse con su verdadera historia.

  
A veces, no te das cuenta de lo que más quieres.